A pesar de que el primer objetivo de una muralla era militar y defensivo tenía otras importantes funciones como el de recaudación de impuestos –derecho de portazgo-, protección contra enfermedades, control de mercancías o derechos de justicia. Todo esto la convertía en el símbolo de poder más importante durante la Edad Media en la comarca donde se encontraba. Por lo tanto, el derecho de construir una muralla era un privilegio que era conocido como “derecho de almenaje”.
Las murallas como elemento defensivo a ser posible se construían estratégicamente en los lugares más inexpugnables: puntos más altos de un territorio o lugares protegidos por grandes pendientes o cauces de ríos.
El Castillo. Probablemente el primer núcleo defensivo sería una torre a la que posteriormente se le añadían otras cerca de la primera, y unidas entre ellas formaban el recinto defensivo que sería el primitivo castillo.
Por lo que se refiere al castillo de Cuéllar tendríamos el primitivo recinto fortificado ocupando parte del actual castillo, conservándose restos de este periodo en la puerta sureste en donde se aprecia restos de las torres mudéjares bajo los sillares de piedra que mandó levantar el primer duque de Alburquerque.
Primer Recinto Amurallado (Ciudadela). A partir del castillo surgía el primer recinto amurallado que abarcaba el espacio más próximo a la fortaleza, que a su vez era la parte más alta del entorno y estaba generalmente relacionado con las propiedades del señor del castillo y algún monumento religioso.
En el caso de Cuéllar la ciudadela se extiende desde al castillo hacia el Oeste tomando por su lado Norte como límite la calle de la Barrera hasta encontrarse con la iglesia de San Esteban, donde giraría hacia el Sur hasta llegar a la iglesia de Santiago donde giraría hacia el oeste hasta encontrarse de nuevo con el castillo, teniendo en su recorrido seis puertas.
Segundo Recinto Amurallado (Ciudad) La necesidad de proteger a la mayor población posible, una vez el señorío estaba consolidado, obligaba a ampliar el recinto murado mediante la construcción de un segundo recinto que, partiendo del primero cerraba el conjunto urbano de la ciudad, dejando el primer recinto independiente del segundo en casos de necesidad.
La muralla de la ciudad en Cuéllar se extiende desde el primer recinto hacia el lado Oeste. Comenzando por su lado Norte inicia su recorrido desde la puerta de la Judería hacia la puerta de San Andrés, para recorrer por el Oeste toda la calle Nueva y pasar por las puertas de Carchena y San Pedro, donde gira hacia el Oeste en dirección a la puerta de la Trinidad, y dejando fuera el convento de los Trinitarios recorre el caserío de la calle de las Cuevas para terminar en la puerta de Las Cuevas.